Helena Producciones* Quiénes son Helena* CV *

DEJA-VUS

1

Temblaba como por cinco minutos y durísimo. Estábamos en casa de algunos amigos, un perrito labrador se me cayó muchos pisos abajo y quedó estripado. Nos raspamos. Un señor ciego nos ayudó. Había piscina y agua por todas partes y baños. Era buenísima la finca, como un club vacío. Había una gran muestra e interés cinematográfico. Discutíamos y no estábamos de acuerdo. Después peleábamos fuertemente y nos untábamos cosas feas que había en el patio, como un plátano maduro espichado y lleno de hormigas. En estas peleas se transformaba P. en un monstrico con los dientes afilados. Pero creo que yo ganaba y finalmente pude salir y montarme en el carro donde me estaban esperando. Me tocó al lado de Rose. Invité a una comida y estaba regular. Era como una carne desmechada con alberjas. Después jugábamos y el helado sí iba a estar delicioso.

2

Se inició una redada para llevar gente al Gold Rush. Yo me subí por unas escaleras arriba de un closet, que estuvo a punto de caerse. No me llevaron y nos pusimos muy contentos, pero una especie de explosión hizo que se cayeran las paredes. Salimos a salvo. Había un pasadizo muy largo entre mi casa y la de Jorge Molina con unos mafiosos. Era muy aventuresco pasarse de la una a la otra, y muchos lujos por ahí. Los perros eran rarísimos. Tenían manos y pies de humano pero como empanadas. Consuelo había parqueado su Topolino por la otra casa y así descubrimos los pasadizos, que tenían duchas y todo. Muy peligroso y excitante. Yo quería llegar a mi casa porque ellos todos venían cerca y detrás y mi casa se estaba como escabuyendo. Cuando fuimos por el carro de Consuelo allá en un potrero de pronto se vino un tractor sin chofer desde arriba y nos tocó emprender la huída a todos. Vi al mafioso llegar a su casa y después quería perseguirme. Un ciclista salió volando y se descabezó al frente mío. Nos tocó ver casi por accidente una nave espacial porque decidimos dormir en el patio con David. Había muchos durmiendo afuera y vimos que era por ver la nave espacial. Claudia Leal dijo que era una proyección con efectos especiales, y que ella no quería ser así ni hacer esos trabajos. Pero la imagen era buenísima, lo que yo había visto porque era enorme, enorme la nave espacial y pasaba muy cerquita de la tierra. A David yo le había dicho que eso parecía una convención hippie antes de que apareciera la nave. Nos fuimos en el carro con Carlos Taganga y otros. El policía nos pidió papeles y el duro le pegó un puño casi mortal, nos lo llevamos escondido en el carro, con gran preocupación. Nos tocó parar en una estación de policía para alguna revisión y ese semicadáver ahí en el carro, pero no se dieron cuenta. Después en una casa ese con gran falo se convirtió en una cabra montés y todos se fueron por otro lado y yo me monté en la muralla del patio y preciso la cabra me embistió allá arriba.Salimos y más militares rodeándonos. Tres gordos gigantes y barbados se peleaban en el fango, cada uno era más poderoso que el otro y menos que el tercero, que era más débil que el primero, de manera que se les veía recibiendo un golpe por cada uno que asestaban. Era como en una película western con Gene Hackman. El botaba la caravana por un precipicio soltándola del caballo. Los gigantes invadían un territorio donde cotorreaban dos señoras y en triple afán por conquistarlo se vieron luchando los tres y se daban garrotazos. Se vieron al cabo inderrotables, se cansaron y aposté que iban a terminar uniendo fuerzas. Luego muchos zombies nos perseguían en una casa como la del Brady Bunch. Se demoraron en entrar y se venían con muebles. Subí al último piso desde donde iba a tener que tirarme por una terracita. Mr. Jones se desapareció porque creo que era a él que lo seguían inicialmente. Las niñas no ayudaron mucho y más bien se entretuvieron maquillándose las caras con crayolas.Yo le pegaba un asientazo a uno y eso rebotaba durísimo. Unos de los muertos vivientes hacían aeróbicos y se iban comiendo a los participantes. Yo me volé en bicicleta pero no era yo. Salía al campo. Pedía una ÒgoddamnÓ gaseosa y me la daban tapada y yo Òque me la destape!Ó y ya venían detrás entonces me tocó seguir y había carros más adelante. Una paz y una belleza muy grandes ahí en el campo. Matábamos a Jaime Avila y mientras pensábamos qué hacer llegó la policía ahí y nos encontró y nos llevó. A la vuelta no iba quedando con quien devolverme. Un busecito que me iba a llevar se había ido. La que manejaba dijo que sabía bien dónde era porque de acá había salido el cadáver.

3

Iba a darle clases particulares a una niñita. Un edificio complicado. El ascensor se movía en varias direcciones y era lentísimo. Arriba había mucha gente. El apartamento con varias niñas, una era negrita y bien lanzada. Daba la clase y le dibujé una ovejita. La bajada era bien demorada, el ascensor nada que llegaba y la puerta era chirriquitica y resulta que uno era de subida y otro de bajada y esto lo supe tarde. Me tocó volver por el cuaderno y la chaqueta que los había dejado. El papá estaba como bravo de que sólo le había hecho una ovejita y sólo me pagó 4,000 pesos pero la mamá dijo que podía volver. ÒEran unas niñas divinasÓ. Después tocó esperar un ratote para bajar por el ascensor de bajada y hacer una cola larguísima. Allí Juan Chatarra se abrió la barriga y se sacó un cuadradote de grasa que parecía un panal, otro cortó una rata y la puso debajo de otro. Yo me cortaba los antebrazos, me veía tendones, músculos y huesos. Le pedía a Pablo Batelli vendas, pero muy eventualmente. Felipe Castello andaba por ahí sin piernas, yo le pegaba en las nalgas. El apartamento estaba lleno de sangre y yo no quería dejárselo así a la empleada. Una niñita tiraba un pedacito de carne a la pared y yo le decía que por Dios, que no tirara carne a la pared, que si quería al piso, que de todos modos iba a haber que lavarlo. Luego un muñeco se tajaba él mismo bajo mis órdenes. Hablábamos con Pradilla y me mostraba ilustraciones y cosas y comíamos berenjenas. De pronto empecé a sentir gran angustia, había unos gatos erizadísimos que maullaban horriblemente y se comían los pedacitos que les tirábamos pero a mí me parecía que ellos estaban seguros de que nos estábamos comiendo a sus hijitos.

4

Me tocaba comprar unos cadáveres que me fue a mostrar un tipo por allá al fondo como clandestinamente. Estaban feos y yo no sabía como me los iba a llevar. Tocaba hacerse como un examen de SIDA o algo así y yo ya sabía que no tenía pero me obligaron a meterme en la sala por un espaciecito muy chiquitico que me tocaba agacharme y untarme de todo el piso y las paredes. Adentro estaban muchos con SIDA y muy cortados por todas partes y con mucha sangre por todo el piso y en sus cuerpos que tenían las heridas muy grandotas, en una casa por allá de la que se hacía cada vez más difícil salir. Un tipo empezó a hablarme y a seguirme por un barquito que yo llevaba y me empezó a explicar que no se qué todo documentado. Resultó que él mismo estaba poseído y se le empezó a notar por pedazos en su cuerpo y nos acechaba. Cuando estuvo un momento en sus cabales yo le dije que se fuera, los crucifijos no le afectaban en lo más mínimo. Había otra gente. Hasta que pude salir por la mañana, por el patio. Sentí que ya estaba libre, la mejor sensación. Crucé la reja de la casa y al fondo del camino había un monstrico que yo mataba y despedazaba en una buena casa un poco suntuosa. Luego volaba como dando vueltas lentas tratando de que no me viera una vieja que estaba en la cocina. Pero a la vez yo me veía volando y era otra vieja como otra persona. El vuelo era lento y circular.Tenían ahí un perrito al que le habían puesto la cabeza de otro. Castrillón me daba un plato lleno de tripitas horriblitas y yo mordía un poco pero luego las botaba en unas bolsitas de plástico amarraditas. Hasta que se me caía un diente y luego otro y luego pedazos de varios y quedaba como sin dientes todo preocupado y no quería ir donde mi odontólogo de cuando chiquito sino donde otro mejor pero igual fui allá y él me dijo Òah, se le rompió el objetivoÓ o algo así. Y el odontólogo se convirtió en Wilmer. Espichábamos cositos de plástico para sacar chorros de agua. Perdí el juego. Me descaspaba pero la capa de piel salía entera. Quién nos apuntaba con una pistolita después de matar a todos los otros? Pero yo estaba seguro de que no nos mataría.

5

La última de David Lynch era con Uma Thurman poseída ahí en vivo y yo estaba ahí y ella era aterradora y se reía y volaba y se retorcía y lo atacaba a uno y uno la trataba de agarrar y ella se deslizaba y movía la lengua y se movía todo miedoso y yo le hacía la cruz y le rezaba y eso no le hacía nada y estaba poseída por el demonio en un cuarto con afiches. Soy el enanito del circo con un cubo corriendo detrás del elefante, que tenía los dientes morados y sucios. Un león maquillado con la cara azul y pedazos de colores cayó volando desde el cielo a la casa finca donde nos encontrábamos muchos. Todos corrimos a buscar refugio. Yo me subí a un arbolito enclenque pero quedé medio seguro viendo cómo el león rasgaba la espalda de un señor que se quedó quieto ahí al lado de la piscina y de un niño y luego una vaquita. La gente asustada. Había dos señores bajitos más allá en una sala y con perspicacia me di cuenta de que eran el mismo, sino que él se ponía un cauchito en la cara y se cambiaba unos rasgos pero estaban los dos ahí al tiempo. Eran bajitos, cafecitos y con bigote. Veíamos cómo fusilaban a un cuerpo sin cabeza ni extremidades y a otro sí con cabeza pero todo indefinido. Le disparaban y se deshacía como en efectos especiales. Una mujer actuando como zombi nos perseguía y me encontró escondido detrás de un mueble. Salimos con ella pero tranquilos a temperar a una casita de veraneo en E.U. En una representación más o menos teatral tajaban a un bebé que era blanco todo por dentro. La gente gritaba un poco y se conmocionaba adentro de la casa desde donde se miraba hacia afuera. Había una niñita chiquita mona que me dijo que al niñito de al lado chiquitico también le gustaba pelar cuerpos de hombres y mujeres. Yo me aproximé al niño y estábamos desnudos y yo tenía una toallita y la señora de la casa me veía por la ventana sin saber que estaba yo en un asunto muy importante. Le pregunté al niño si le gustaba pelar personas y el niño dijo que sí que le encantaba y los hombres desnudos y la verga y todo como se ponían. Luego yo tenía que decírselo a alguien porque no quería que se lo llevaran a un reformatorio o algo así. Entró mi papá un poco pálido y yo le pregunté sobre mi mamá temiendo la respuesta. Y él dijo Òse murióÓ. Lloraba y lloraba y no pregunté cómo había sido ni por qué. Y al rato me los encontré a mi mamá y papá echados en el cuarto con un bebé muy grande.

Terror: Miedo muy intenso, denominación dada a los métodos expeditivos de justicia revolucionaria y contrarrevolucionaria. Paranoia: Perturbación mental fijada en una idea o en un orden de ideas. Fobia: Apasionada o enconada aversión hacia algo, temor angustioso y obsesionante. Siniestro: Avieso y malintencionado. Infeliz, funesto o aciago. Propensión o inclinación a lo malo; resabio, vicio o dañada costumbre que tiene el hombre o la bestia. (Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, Vigésimo Primera Edición, Editorial Espasa Calpe, S.A., Madrid, 1992).

Juan Mejía / Giovanni Vargas